jueves, 21 de agosto de 2008

El último mago

En el año 1936 salieron a subasta varios lotes de manuscritos de Isaac Newton, que habían estado marcados desde su muerte como "no aptos para la imprenta". Durante tres siglos permanecieron en sus cajas, desconocidos para el mundo, hasta que los herederos de Sir Isaac decidieron subastarlos. Uno de los compradores de los lotes fue John Maynard Keynes. Tras examinarlos, estas fueron sus impresiones:
"Newton no fue el primero de la Edad de la Razón, fue el último de los magos, el ultimo de los babilonios y de los sumerios, la ultima gran mente que contempló el mundo visible e intelectual con los mismos ojos que lo hicieron quienes empezaron a construir nuestra herencia cultural hace casi diez mil años".
¿Qué contenían esos manuscritos para que Keynes hiciera esta declaración? Primero hemos de entender que se había presentado tradicionalmente a Newton como el arquetipo del científico frío y racional que se mantiene alejado de creencias esotéricas y supercherías. Pero nada más lejos de la verdad. Los trabajos "científicos" de Newton ocupan sólo una parte mínima de su obra. Los manuscritos que Keynes había adquirido contenían alrededor de 650000 palabras sobre alquimia, pero en conjunto todos los manuscritos que habían salido a subasta nos mostraban a un Newton enfrascado en la interpretación de las Sagradas Escrituras o en averiguar las medidas exactas del Templo de Salomón.

Ante este descubrimiento se iniciaron muchos estudios destinados a entender qué llevó a Newton a interesarse por la alquimia, por qué él mismo ocultó sus prácticas alquímicas, e incluso cómo se integran estas con el resto de su pensamiento científico. Pero también hay quien niega que esta faceta de Newton sea relevante. No obstante, quien esto hace se tropieza de narices contra la ingente cantidad de papel gastada por Sir Isaac en sus investigaciones alquímicas. También cabe la posibilidad de defender que la alquimia newtoniana es una alquimia "racional", preludio a la química que vendría poco después.

A. Rupert Hall es uno de los investigadores que han defendido esta última tesis. "No hay ningún misterio en esto", nos dice después de afirmar que Newton se dedicó a "la realización de experimentos químicos". Es cierto, concede, que Sir Isaac leyó minuciosamente páginas y páginas sobre alquimia, amén de "químicos menos extravagantes como, por ejemplo, Boyle". Y también es cierto, según Rupert Hall, que pasó al menos cuatro años dedicado a "experimentos químicos".

Sin embargo, los reveladores estudios de la difunta Betty Jo Teeter Dobbs nos muestran otro punto de vista distinto. Para empezar, Newton no sólo leyó mucho sobre alquimia, sino que en su biblioteca se hallaron, muy usados, libros raros que sólo podían obtenerse contactando con círculos alquímicos. También llama la atención que un "químico menos extravagante" como era Robert Boyle creyó haber descubierto el mercurio filosofal de los alquimistas. Por otra parte, los "cuatro años" que Hall afirma que Newton dedicó a experimentar, Dobbs estima que comenzaron en 1668 y se prolongaron a lo largo de casi toda su vida. Es decir, casi sesenta años.

Así, no podemos despachar este asunto con tanta facilidad como hace Hall. Sería una locura negar la relevancia de Newton en la historia de la ciencia, pero tampoco se puede dejar de valorar la alquimia newtoniana a la luz del resto de su sistema. Porque el pensamiento, científico o no, de Newton, es un sistema. Los Principia son una parte de este sistema, junto a la alquimia, la teología y demás; y su objetivo último sería el conocimiento de la Verdad con V mayúscula. Quizá Newton no fue "el primero de la Edad de la Razón" ni "el último mago", sino ambas cosas.

Bibliografía
  • Dobbs, Betty Jo Teeter, The Foundations of Newton's Alchemy, or "The Hunting of the Greene Lyon", Cambridge University Press, 1975.
  • Hall, A. Rupert, La revolución científica 1500-1750, Barcelona, Grijalbo, 1985.

martes, 12 de agosto de 2008

Muertes de filósofos: Empédocles


Nombre:
Empédocles de Agrigento.

Edad en el momento de morir: Según Aristóteles, 60 años; según otras versiones más imaginativas, 109.

Fecha y lugar de muerte: 430 a. C., Monte Etna (Sicilia).

Causa de muerte: Exposición excesiva a la lava volcánica.

Descripción: Poco se sabe de la vida de este filósofo presocrático, y lo poco que se sabe está envuelto en el mito. Fue famoso en su tiempo por sus dotes oratorias y su profundo conocimiento de la naturaleza, pero también se le atribuyen diversos poderes mágicos, que van desde la curación de enfermedades al control de fenómenos climáticos como la lluvia, el viento o las tormentas. Parece que él mismo describió estos superpoderes en su obra Las purificaciones, de la que sólo conservamos fragmentos.

Si su vida está envuelta en el mito, su muerte no lo está menos. Existen varias versiones sobre ésta, a cual más improbable, pero sin duda la más famosa es la que afirma que se suicidó arrojándose al interior del volcán Etna. ¿Por qué haría una cosa así? Los más benignos con el filósofo dirían que lo hizo para tener un conocimiento más profundo de los elementos (y tan profundo), pero la versión popular tiene más mala leche: lo hizo para desaparecer sin dejar rastro y que así sus coetáneos creyesen que había ascendido a los cielos como un dios. Sin embargo le traicionó su afición al calzado de bronce (ignoramos si aparte de ser de bronce llevaba tacón). Una de sus sandalias salió disparada del volcán, descubriéndose así el pastel y quedando expuesto tanto a la dramatización romántica de Hölderlin como a la mordaz sátira de Luciano de Samósata.

No conocemos la verdadera causa de la muerte de Empédocles, pero probablemente sea mucho menos espectacular que todo esto, y también menos adecuada para el filósofo que formuló la doctrina de los cuatro elementos.

Fuentes: